Nadie duda de la importancia de salud, y más en los momentos actuales. Pero además de los avances que ha conseguido ante la pandemia, el sector salud también se ha convertido en una oportunidad para las carteras.

La sanidad ha sido uno de los sectores que mejores rendimientos ha dado y pese a la crisis ocasionada por el coronavirus, ha conseguido mantenerse como un valor seguro. La pandemia ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir en salud y, al mismo tiempo, los gobiernos se han dado cuenta de la importancia de mantener este sector al día.

La Organización de Naciones Unidas (ONU) recuerda que la salud, además de un derecho, es uno de los principales pilares económicos, e incide en que no ha habido ningún tipo de dilema entre economía y salud, pues la salud será siempre lo primero. En este sentido, desde la Comisión Económica para América Latina (CEPAL) y la Organización Panamericana de la Salud indican que no hay apertura económica posible sin que la curva de contagios haya sido controlada, y no hay reactivación posible sin un plan claro para evitar el repunte de los contagios.

Tras los primeros meses de la pandemia, se ha puesto de manifiesto la necesidad de invertir más en investigación, en equipos y en tecnología médica. Las administraciones públicas, empresas, y otro tipo de instituciones han sido conscientes de esta situación, pero también lo han sido los inversores.

No obstante, esta necesidad de invertir no es la misma en los diferentes países. Fuentes de la Organización Panamericana de la Salud consideran que las deficiencias estructurales del sector sanitario en América Latina y el Caribe son el resultado de falta de inversión pública durante las últimas décadas. En este sentido, según el informe Panorama de la Salud: Latinoamérica y el Caribe 2020,  el gasto total en salud en los países de Latinoamérica y Caribe corresponde a un 6,6% del PIB, inferior al 8,8% en los países de la OCDE.