Qué nos aporta y que NO nos aporta el 5G en Salud
Esta semana se hizo noticia la licitación de las bandas para habilitar el 5G en Chile y como todo proyecto tecnológico ha generado múltiples noticias y titulares en todos los diarios. En 2013 se implementó en Chile el 4G y es interesante ver que muchas de las noticias de ese momento siguen siendo las mismas que se promocionan ahora.
La principal diferencia entre las generaciones es la velocidad, la estabilidad de la conexión y la cantidad de conexiones por celda telefónica. Y como siempre, mayor velocidad es mayor calidad, pero eso no quiere decir mayor alcance en términos de proyectos.
Generación | Velocidad teórica | Velocidad promedio real |
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4G | 50 – 200 Mbps (Megabits por segundo) | 24 Mbps |
5G | 1.000 – 10.000 Mbps (Megabits por segundo) | 200 Mbps (10x real) |
Hay servicios que no tienen techo en la demanda, como el servicio de Internet. Uno no se conforma con lo que hay y siempre quiere más, ¿cuánto más? > lo máximo que dé.
Así que es muy bienvenido el 5G, que nos dará internet en los teléfonos móviles a velocidad mayor al de internet de fibra hogareño.
No obstante, ¿qué cambia en salud?
Me encantaría decir que se abren múltiples puertas, pero esto no es tan así. Esta gran velocidad lo que cambia en el fondo, es la capacidad de hacer un buen streaming de video de alta calidad. Ese streaming de video puede permitir enviar la información a un algoritmo en la nube que lo ejecuta rápidamente y devuelve su predicción en tiempo cuasi-real, pero en salud, ¿para qué nos sirve?
Son pocas las veces en las que esto tiene una aplicación concreta en medicina, ya que son pocas las situaciones donde lidiamos con archivos grandes y pesados en tiempo real. La aplicación que puede tener es la de envío de imágenes de una endoscopia a un algoritmo cloud que devuelva al endoscopista feedback sobre lo que está viendo (alerta para extirpar pólipo mientras hace la endoscopia), o asistencia al cirujano mientras opera (pero esto bastante más lejano). El envío de imágenes de radiología podría ser otro caso, pero no genera algo «sustancialmente diferente» a lo actual.
El resto de la información en salud es bastante más pequeña y con la velocidad actual sobra para resolver lo requerido.
Las teleconsultas serán de mejor calidad, pero al igual que el 4G que no llega a todas las regiones del país, lo mismo puede suceder con el 5G y la velocidad finalmente alcanzada.
Somos amantes de la tecnología y queremos ver un montón de aplicaciones, pero no todas estas finalmente llegan a entregar real valor al paciente.