
¿Pueden los algoritmos influir en tratamientos médicos?
Las tecnologías de Inteligencia Artificial han hecho avanzar considerablemente la capacidad para analizar grandes cantidades de datos complejos, lo que ha permitido mejorar el diagnóstico y los resultados de los tratamientos.
La Inteligencia Artificial surgió en los años 50, pero ha sido recientemente cuando ha empezado a empezado a llamar la atención de la comunidad científica. Son muchos sus aplicaciones en salud y está siendo especialmente útil en el desarrollo de la medicina personalizada.
No solo está teniendo gran impacto en la detección de enfermedades, el diagnóstico y el futuro de la asistencia sanitaria, sino que sus algoritmos pueden influir en los tratamientos de los pacientes.
La medicina personalizada tiene mucho que ver, ya que supone un nuevo enfoque que adapta las intervenciones médicas a las características únicas de cada paciente. Esta herramienta tiene en cuenta multitud de factores (composición genética del paciente, su estilo de vida, los factores ambientales, etc) de manera que los profesionales sanitarios pueden desarrollar intervenciones muy concretas con más probabilidades de obtener resultados positivos.
Esto se debe a que los algoritmos de la IA pueden procesar gran cantidad de datos y mediante el análisis de patrones y correlaciones en estos datos, puede identificar perspectivas ocultas y predecir las respuestas individuales al tratamiento con una precisión sin precedentes.
Mejor atención preventiva
La medicina personalizada impulsada por la IA puede mejorar la atención preventiva. De este modo, los algoritmos de IA pueden identificar a las personas con mayor riesgo de desarrollar determinadas enfermedades. Esta identificación precoz permite a los profesionales sanitarios aplicar medidas e intervenciones preventivas, reduciendo la carga de morbilidad y mejorando la salud general de la población.
Sin embargo, las voces que piden cautela ante la IA siguen advirtiendo acerca de la necesidad de supervisión humana y control constante. La decisión final siempre va a estar en manos de las personas y, en todo caso, la tecnología tiene que ser un elemento más de ayuda del persona médico, nunca un sustituto.