La tecnología al servicio del desarrollo
La revolución digital es imparable. Tecnologías 5G, telemedicina, Inteligencia Artificial, etc. La tecnología hoy en día te permite llevar a los servicios de salud, a través de aplicaciones o de la telemedicina, a todos los rincones y realizar una consulta especializada, por ejemplo sin necesidad de estar presente. O también puede ocurrir que ahora hay aplicaciones que diagnostican la malaria en cualquier parte del mundo. La tecnología puede lograr acelerar las metas de desarrollo sostenible, pero al mismo tiempo que se desarrollan estas nuevas tecnologías, tan beneficiosas para el ámbito de la salud, otros aspectos como los derechos humanos pueden verse perjudicados.
La Organización de Naciones Unidas, ONU, encargó recientemente al Panel de Alto Nivel Sobre la Cooperación Digital, integrado por una veintena de líderes del mundo empresarial, político, académico y civil, entre otros, la elaboración de un informe que investigara cómo la tecnología digital está transformando la sociedad al tiempo que genera nuevos desafíos.
El problema para estos expertos es que ese desarrollo tecnológico no es equitativo ni llega por igual a todos y en todo lugar. Aseguran que al menos un 50% de la población mundial no está conectada y propugnan por hacer de la inclusión digital un bien público «donde la conectividad con todos, el contenido relevante, las apps más importantes, los algoritmos para todos son fundamentales para conseguir este potencial de la tecnología; y que no se trata solamente de conectar mediante Internet sino también de crear las capacidades para el uso de tecnologías y para poder hacer apps que se adapten a las necesidades de todos».
Entre las propuestas, llaman al sector privado, a la sociedad civil, a los gobiernos nacionales y a los bancos, entre otros, a adoptar políticas específicas que apoyen la plena inclusión e igualdad digital para las mujeres y los grupos tradicionalmente marginados.
También recuerdan la importancia de preservar la dignidad humana, la capacidad de elegir y la capacidad de intervención. Desarrollo tecnológico si, pero con una serie de valores que culminen en una Declaración de Interdepencia Digital.